lunes, 26 de julio de 2010

Bibliografía esencial

Ortega,Mario (1998)
Octubre dos,historias del movimiento estudiantil
México, Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco.
287 pp.

viernes, 3 de octubre de 2008

Dos de Octubre de 1968, el inicio de la masacre.

Florencio López Osuna, defendíamos nuestras escuelas. Representante ante el CNH por la Escuela Superior de Economía del IPN

Antes de la reunión del 2 de octubre en la mañana llegaron a hacerse un par de juntas en casas particulares porque no podíamos reunirnos en una escuela, Ciudad Universitaria y el Casco de Santo Tomás estaban ocupados militarmente. Fuimos tres gentes las encargadas de reunir al Consejo Nacional de Huelga (CNH) éramos el físico matemático Verdugo, Nassar y yo.
Vamos a darnos una vuelta al Casco para ver que hay, llegamos y nos dimos cuenta de un movimiento. Casi todos los que hablan de aquella reunión del CNH antes del mitin del 2 de Octubre recuerdan que un compañero informó de un movimiento raro sospechoso, inusitado de la tropa.
Había movimiento de tropa incluyendo ametralladoras, lo que no correspondían a las supuestas condiciones dadas para una solución al movimiento. Si sólo era una manifestación para qué era ese movimiento tan raro de tropa; lo informé en la reunión del CNH. Quizás eso influyó para que fuera designado orador en el mitin, no como dice Ángel Verdugo que para hablar se nombraron a las personas menos peligrosas, a los dirigentes secundarios. No recuerdo si alcancé a proponer la suspensión de la marcha. Gilberto Guevara dice que él propuso suspender la marcha de las Tres Culturas al Casco de Santo Tomás como gesto de buena voluntad, para darle solución al conflicto.
La reunión transcurrió con el nerviosismo de la época porque después de la toma del Casco el día 23 sólo había pasado 8 días. La situación era algo tensa, nerviosa. Se deciden los temas a abordar en el mitin y se nombran a los oradores. Me nombraron a mí, a David Vega y al "Búho", en ese orden hablaríamos. Como maestra de ceremonia quedó Myrthokleia de la Wilfrido Massieu y así nos fuimos al mitin. Esto habrá sido como a la una, máximo a la dos de la tarde; el mitin empezaba a las 5:00 de la tarde.
Llegamos a la plaza de las Tres Culturas, a mí se me encomendó tratar dos puntos: 1) informar el apoyo brindado al movimiento en provincia, teníamos información que en varios Estados entraban en ebullición las huelgas, para demostrar que el movimiento seguía avanzando y no declinaba. 2) denunciar la tortura, que estaba recibiendo Cabeza de Vaca en el Campo Militar número Uno; nos había mandado un escrito de que lo torturaban. La prensa decía que era un fósil, que no era un estudiante.
Después de discutir la situación, se acordó que sólo asistieran al mitin los comisionados, como ya se sabe, los miembros del CNH no respetaron el acuerdo, pues casi todos asistieron. Cuando llegamos a Tlatelolco había tanquetas apostadas a los costados, nos acostumbramos a ver movimiento de tropa y no se nos ocurrió que llegara a más. De haber sabido que se había decidido la masacre, evidentemente nosotros no hubiéramos estado en ese mitin, ni en ningún otro mitin y habríamos pasado a otras formas de lucha, no necesariamente violentas. A Sócrates también le cerraron la válvula a la información, si fue una decisión de alto nivel, lo ignoramos.
El mitin transcurría como todo acto político, el tercer piso estaba casi lleno, había muchas personas y periodistas. Los compañeros ingenuamente ponían cordones para que no entraran más. Se inicia el mitin, hago mi intervención; pero la interrumpía informando de los contingentes que se iban incorporando al mitin. Recuerdo perfectamente a uno de ellos, el de los ferrocarrileros estaban al fondo a la derecha, yo seguía mi intervención. Ya para entonces tenía pegado atrás a Sócrates, quien quería que dijéramos idioteces: que el pueblo se estaba muriendo de hambre, cosas de ese tipo. Ya le urgía arrebatarme el micrófono, lo que había ocurrido antes, le urgía hablar su papel era protagónico como tantos lo han señalado.
Pero a medida que Myrthokleia hacía el anunció, empecé a recibir papelitos de los compañeros brigadistas que decían: Osuna, el ejército se acerca por la calle de Mosqueta. Yo informaba: compañeros tenemos esta información: el ejército se acerca a la Plaza; pero es un mitin pacífico. Y seguía mi intervención. - “¡Osuna, el ejército viene por tal calle!” Entonces, prácticamente concluí mí intervención, a no ser por ese atosigar de Sócrates, Myrthokleia anuncia a David Vega el siguiente orador, fue en ese inter cuando aparecen las luces de bengala. Mi reacción fue hacerme hacía el pretil del tercer piso, el movimiento de la gente en el piso parecía un mar revuelto, ya estaba lo que ahora sabemos que fue el batallón Olimpia, con sus guantes en la mano y "fusca" incluso hasta dos "fuscas" y metralletas.
Vino el movimiento natural, yo y otros compañeros decíamos a los asistentes: cálmense muchachos las cosas no son para tanto. Es cuando escuche: estamos aquí batallón Olimpia. Y recibimos sus ordenes: todo el mundo a la pared; estaba Luís González de Alba, éramos de los últimos, creo que a Luís le tocó en la mitad derecha y a mí casi en el centro, en la mitad hacia la izquierda. Todo mundo a la pared y la siguiente orden fue: todo el mundo al piso y el que alce la cabeza se lo carga su chingada madre. Pero en lo que nos estaba controlando, nos están aprehendiendo. Estaban recibiendo las órdenes que se cumplían en el ínter, volteo a mi izquierda y veo a David Vega, el micrófono ya lo tenía Sócrates, siempre se salió con la suya.
Cuando Vega tenía el micrófono y un personaje del batallón Olimpia lo jaloneaba, se lo quería arrebatar. Entonces, se le sale un disparo al batallón Olimpia y Vega avienta el micrófono, todo esto ocurre en lo que se cumple la orden de los fulanos.
Vi a ese individuo alto, fornido, el típico militar: gabardina gris, cabello chino, con pistola de alto poder, supongo que era 45; es lo que recuerdo porque estaba tirado en el piso.
Las luces de bengala se ven caer de un helicóptero. El helicóptero sale como del Eje Central y nos queda a unos cuantos metros de altura de ahí lanzan las luces. Casi hay una sincronía, ya estamos cooptados por el Batallón Olimpia prácticamente transcurre todo en unos cuantos minutos o segundos. El ejército vestido de civil, el Batallón Olimpia llevó a la multitud a un juego cerrado. El Olimpia tuvo como propósito, no solo aprehender a quienes se encontraban en el tercer piso, sino iniciar la masacre y sobre todo causarle bajas al ejército regular, disparar desde el tercer piso haciendo parecer que éramos los estudiantes que provocábamos, para que el ejército respondiera. Tengo mis dudas, en lo medular es cierto que el ejército fue quien causó la mayor parte de bajas, el ejército regular hasta ahí reacciona. El ejército ya traía la orden de llegar a masacrar y recluir. Tenemos una versión de que parte del contingente que corre hacia Relaciones Exteriores son recibidos por tanques o por ráfagas de metralletas, parece que hay una filmación. Si no traes ese mandato ¿cómo vas a disparar en contra de la multitud? Esas cuestiones se deben precisar, pero el juego cruzado es la base, la hipótesis central de la masacre, el papel del Batallón Olimpia. A mí me cayó un fulano de ellos en las corvas. Cuando lo mataron estábamos tirados en el piso ya habían pasado los disparos de tanques a las tuberías, se inundó el tercer piso. Fui de los últimos en tirarme, por eso me cayó en las corvas, sentí unos retorcijones en los pies y es cuando el que comandaba el Batallón Olimpia pide el walkie talkie: aquí Batallón Olimpia no disparen. Con todo y sus pistolitas, el ejército trae mejor armamento, pasa ese tiempo ¿no sé cuanto fue? media hora, una hora realmente uno pierde la noción del tiempo. Lo cierto es que cuando nos trasladan a la planta baja, era de noche, el mitin empezó en la tarde Lo que hizo el Batallón Olimpia fue poner a dos individuos atravesados, el tercer piso lo repartieron en sectores y en cada punta de sectores estaban dos fulanos y a cada uno le iban dando la orden de moverse y los trasladaban en el sector derecho a un piso de arriba y de abajo. A nosotros nos llevaron al segundo piso, era un departamento improvisado; ya estaba el ejército regular, había dos fulanos en el fondo de una mesa. La orden que te daban era quitarte el cinturón, toda pertenencia y ponerla en la mesa. Estaba casi lleno, con muchos compañeros en cuclillas, sentados en ese departamento.
Empiezan los interrogatorios, cuando me toca mi turno dicen: el que sigue… Entonces no tengo a nadie al lado y me volteo, dice el fulano ese fue orador del mitin y vienen los trancazos.
Este relato proviene del libro “Octubre dos, historias del movimiento Estudiantil” de Mario Ortega Olivares, publicado por la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco en 1998.

La Manifestación del Silencio, 13 de septiembre de 1968

La manifestación silenciosa, el 13 de septiembre
Muchos días de discusión en las escuelas moduló la propuesta del CNH a las asambleas, para que se considerara que esta nueva manifestación se hiciera con absoluto silencio. Los representantes que coincidíamos y éramos afines en el Consejo hicimos como cuatro juntas que duraron de 10 a 14 horas, con las demás corrientes a fin de lograr un consenso; los ultras decían que nuestra propuesta era claudicante y derrotista y los escépticos argumentaban que efectuar un acto así era imposible dado el apasionamiento y frenesí en que nos encontrábamos. Finalmente el acuerdo se logró, más del 85% de las representaciones lo aprobamos, el CNH volvía a consolidarse. Se estableció que con nuestro silencio estaríamos demostrando al gobierno y a todo el mundo que teníamos dirección, que sabíamos cuáles eran nuestras banderas (los seis puntos del pliego petitorio) que éstas respondían a intereses estrictamente nacionales y populares sin influencia ideológica extranjera, que los objetivos eran precisos, con miras elevadas y que con la actitud silenciosa estaríamos demostrando la fuerza de nuestras convicciones y el intenso deseo porque la solución a las demandas se diera en condiciones de paz y entendimiento. En esas jornadas aprendí que cuando las argumentaciones son justas y verdaderas, por estar cercanas a la realidad, la gente por muy irritada que se encuentre recapacita y asume la posición más elevada.
En los días anteriores a esta manifestación la gran prensa nacional, la radio y la TV se dedicaron a crear un clima represivo, anunciando que la convocatoria a dicho acto era una provocación más al gobierno y que el ejército y las policías no lo permitirían, desde helicópteros se hacían caer en las calles de toda la ciudad volantes con informaciones aterrantes en este sentido. A los domicilios de cada uno de nosotros llegaban comunicados invitando a los padres a que no permitieran que sus hijos acudieran a dicha manifestación porque se daría un baño de sangre, etcétera.
La manifestación se había citado para las 16:00 hrs. los contingentes debían situarse por escuelas en las áreas verdes ubicadas a un costado del Museo de Antropología. Eran las 16:30 hrs. y aún no había más de 200 personas. Creímos que la campaña aterrorizante del gobierno había dado resultado; de pronto a un compañero de la ESIME, Anselmo Muñoz, se le ocurrió subirse a uno de los camiones del Poli que llevarían el equipo de sonido y empezó a gritar por el micrófono a una multitud imaginaria, dado que la gente aún no aparecía, diciendo que los contingentes de tal y tal escuela no entorpecieran el avance de los correspondientes a tal y tal escuela, las 200 personas que allí nos encontrábamos no salíamos de nuestro asombro al ver delirar a nuestro compañero, como su voz a traves de las grandes bocinas se reproducía a distancia, hizo creer a quienes se encontraban en la periferia del sitio de reunión, por temor a ser reprimidos, que efectivamente el avance de las columnas ya había comenzado y como si hubieran salido por detras de los árboles o brotado de la tierra, en menos de 10 minutos, se reunieron varios miles, con quienes se iníció la marcha sobre la avenida Reforma. En el punto de salida nos encontrábamos algunos compañeros recordando, megáfono en mano, la importancia del silencio que habíamos acordado.
¡Qué orgullo, qué emoción! aquella última gran marcha, las grandes vallas de pueblo que observaba el paso de los contingentes y aplaudía. Me gustaba recorrer las columnas desde la avanzada e ir sintiendo a la gente. En esa ocasión la expresión hablada se había sustituido por carteles con lemas y dibujos, y por grandes mantas con las efigies de los héroes nacionales y algunas frases con sus ideas. Un buen numero de estudiantes que se sabían aguerridos y descontrolados prefirieron taparse la boca con tela adhesiva para no fallar al acuerdo de hacer esta marcha en silencio. Aunque el dispositivo policiaco y militar era impresionante el sentimiento de dignidad y la convicción de que el objetivo de la lucha era justo y elevado hacía desaparecer cualquier temor; en muchos, muchísimos rostros observé lágrimas que además de expresar dolor y coraje hacían sentir las más hondas emociones que este avanzar silencioso causaba. ¿Qué había en el espíritu de todos nosotros en aquel momento? ¿Que magia producía nuevamente ese paso firme y decidido por las calles de nuestra ciudad a pesar de que éstas se encontraban tapizadas por la propaganda amenazadora? ¿A qué estímulos respondíamos en esos momentos los participantes, para haber hecho del andar en silencio nuestra arma más contundente? Seguramente nos animó la fuerza del amor, el sentimiento de solidaridad y la visión de esperanza además del ideal, al saber que el triunfo de esta lucha sería para beneficio de todos.
Nuevamente el Zócalo quedó abarrotado, la asistencia fue igual o más grande que la manifestación anterior, algunos periódicos hablaron de 500 mil asistentes. En el mitin se reiteró la petición de diálogo público, se analizó la trascendencia que tenía esta lucha por la democracia, poniendo énfasis nuevamente que el movimiento no pretendía impedir la realización de la XIX Olimpiada. Se reconoció que siendo nuestra obligación la de estudiar no estábamos dispuestos a regresar a las aulas mientras el ejército y las policías impidieran el ejercicio de nuestras libertades, también se dijo que siendo hijos de profesionistas, pequeños empresarios, comerciantes, obreros y campesinos, y sabedores de que la educación gratuita la pagan el pueblo, nos sentíamos obligados a expresar lo que él mismo no decía debido al amordazamiento y control político existente. Que si el gobierno no aprovechaba este momento climático para resolver favorablemente el movimiento dañaría gravemente a la nación y que la historia sabría poner en su sitio a cada quien. Se hizo ver que cada vez mayores capas de la población estaban apoyándonos y que ésta se identificaba con los ideales de libertad, justicia y democracia; que si el gobierno en esta ocasión no resolvía, de todos modos el pueblo sabría decidir en qué momento de nuestra vida republicana se implantarían estas condiciones. Que era grave, muy grave la amenaza del régimen de desatar la más brutal represión porque al final, aunque pasara mucho tiempo, la causa de la democracia triunfaría.
La manifestación del silencio además de haber tenido el mérito de ser la expresión más alta del movimiento estudiantil de 1968, pasó a constituirse en un eterno minuto de silencio por los muertos de antes y los que posteriormente a esa fecha el régimen produciría. Aún está en mi espíritu, la reminiscencia de esa extraordinaria marcha: el sonido que los miles de pasos producían con el caminar recio y definido, la fuerza espiritual que transmitió toda esa energía humana reunida a través de la actitud del silencio; la aparente mansedumbre, por la circunstancia de no producir sonidos hablados, contrastaba con el torrente de emoción que reclamaba justicia y comprensión; todos nos hicimos más sensibles a todos, observamos más a nuestros compañeros de marcha conociendo más de nosotros mismos y del mundo que nos circunda.
Es difícil poder transmitir con palabras las maravillosas enseñanzas de esos momentos, son instantes en que se vive y se siente una claridad excepcional, es como si de pronto el espíritu se elevara y viera hasta siempre.

El 26 de julio, inicio del movimiento estudiantil de 1968

José David Vega Becerra, por una estrella roja
Delegado al Consejo Nacional de Huelga por la Escuela Superior de Ingeniería Textil. Nació en la ciudad de México el 17 de abril de 1946.

El 26 de Julio de 1968
“En ese mes, estaba trabajando y preparando nuestra graduación para el 15 de agosto, por los medios de comunicación me entero de la gresca en la Ciudadela, de la Vocacional 2 y la 5 contra la preparatoria Isaac Ochoterena, el acontecimiento no tenía nada de extraordinario. Sobre tratándose de una vieja rivalidad, lo significativo del hecho fue la intervención de la policía y la agresión contra los estudiantes y maestros de la Vocacional 5 a manos del cuerpo de granaderos.
Tomo contacto con Arturo Martínez Nateras de la Central Nacional de Estudiantes Democráticos CNED, evaluamos la situación, nos preocupaba que la dirigencia de la Federación Nacional de Estudiantes Técnicos (charra) tratara de aprovecharse para recomponer su endeble situación. Decidimos intervenir y substraer a los compañeros de las vocacionales de la influencia de esta camarilla.
Estaba en juego la representatividad estudiantil entre los grupos en disputa, Hicimos un recuento: teníamos militantes de la CNED en Vocacional 7, el primo de Nateras y un hermano de Posadas estaban en el comité. Cesar Tirado participa en esta reunión como representante a los estudiantes provenientes de Puebla e informa que hay compañeros en otras escuelas. Tenía una relación con Genaro Alanís secretario general de la sociedad de alumnos de Vocacional 5.
Con esa endeble fuerza pero confiando en la validez de nuestros planteamientos, se me asigna organizar la resistencia y orientar a los estudiantes de las vocacionales para irnos a la Alameda a solicitar el apoyo de los estudiantes de la Universidad; donde la CNED tenía cierta influencia. Se tenía programada una marcha para conmemorar la gesta cubana del 26 de julio.
Arranca la marcha politécnica de la Ciudadela al Casco de Santo Tomás, ubico a los compañeros y nos vamos con el contingente; al llegar al Monumento a la Revolución. Efraín García de la Escuela de Economía y representante del Movimiento de Izquierda Revolucionario Estudiantil MIRE, arenga al contingente denunciando la escasa eficacia de tal marcha y exige trasladarse a protestar al Zócalo, como los "fenetos" pretenden llevarse a los estudiantes al Carillón reaccionan, se inicia una zacapela y hay confusión. Me identifican en el grupo que les hacia contrapeso y me persiguen por el Monumento de la Revolución para golpearme. Los de la FNET recobran momentáneamente el control del contingente, se reanuda la manifestación de acuerdo al plan inicial, se establece sobre la marcha una alianza entre el MIRE y la CNED para disputar el control de la movilización; llegando al Casco de Santo Tomas les arrebatamos el mando. Los contingentes toman camiones enfilando al Zócalo y a la Alameda. Nunca había participado en una acción de este tipo, pero reconozco la importancia de tener un pequeño grupo organizado, que en estas condiciones puede conducir y guiar a una masa enervada y con ganas de desquite.
Llegando a la Alameda, me llevo a Genaro Alanís y le pido la palabra al conductor del mitin Arturo Martínez Nateras. Alanís sube al estrado y solicita apoyo para las demandas de la Vocacional 5, tiene una respuesta inmediata, el contingente decide dirigirse al Zócalo, nos enfilamos por la calle de 5 de Mayo y topamos con alumnos de la Vocacional 5 que son correteados por el cuerpo de Granaderos; el enfrentamiento se generaliza por toda la Alameda, se dispersa el contingente estudiantil por todo el centro, dando lugar en los hechos a la alianza Poli-UNAM y al inicio del Movimiento Estudiantil de 1968."
Testimonio tomado de:
Ortega, Mario (1998)
Octubre Dos. Historias del Movimiento Estudiantil
México, Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco

martes, 23 de septiembre de 2008

Recital de protesta.con Carolina Arias


Con motivo del 40 aniversario del Movimiento estudiantil en México y como parte de un ejercicio de investigación y reencuentro con la música política de los años sesenta en América, Canciones de protesta: la vieja guardia es un recital que crea puentes entre el pasado y el futuro, entre las historias y los anhelos de revolución, justicia y respeto de toda América.
El trabajo de los compositores que interpreto en este recital ( Pete Seeger, Buffy Saint- Marie, José de Molina, Víctor Jara , entre otros...) refleja un espíritu joven y revolucionario, preocupado por cambiar la forma de proceder de la política y del poder de los gobernantes. Expresa de la manera más honesta y directa las inconformidades, las esperanzas, los reclamos, la solidaridad, las tristezas, el optimismo y la hermandad a través del canto. Aun cuando algunos de los temas sean de lugares lejanos y estén cantados en idioma inglés, la música es capaz de transmitir el sentido de sus palabras.
Canciones de protesta: la vieja guardia es un homenaje a nuestros padres y madres, abuelos y abuelas que nos enseñaron que la historia y el progreso son construcciones para mover, para re-interpretar, para actuar de manera distinta y forjar un mundo nuevo, donde la tolerancia y el respeto a la vida , lo bueno del mundo, sea para todos.



Carolina Arias

lunes, 22 de septiembre de 2008

Héroes convocados (manual para la toma del poder)

En un claro accionar de Asociación delictuosa, los indiciados Paco Ignacio Taibo II y Felipe Galván, han conjuntado a una veintena de sediciosos a realizar actividades múltiples de disolución social.

Taibo niega su responsabilidad pero Galván insiste en implicarlo. La verdad es que hay hechos de responsabilidad compartida, más o menos, por uno u otro de los señalados y hay actos que sólo corresponden a la autoría intelectual del primero o el segundo, aunque no se salva de complicidad el segundo o el primero, respectivamente.

Las diligencias, para desahogar el caso, se correrán con carácter público los días 1, 8, 15, 22 y 29 de octubre, a las 18 y 20.30 hrs. En el Teatro Benito Juárez.

Todo amante de la nación deberá cumplir con su papel histórico testificando estos hechos en la presentación de la obra de teatro:

Héroes convocados (manual para la toma del poder), original de Paco Ignacio Taibo II y Felipe Galván.



Colaboración con la cultura patria $150.

Si se identifica ante oficiales de taquilla con lo que ya sabe $75



José Antonio Arias/Héctor Hugo Arias/Raúl Bretón/Luís Cisneros/Ismael Colmenares/Raúl Díaz/Carlos Escobar/Gabriel Fragoso/Georgina González/Lida Jiménez/Francisco Islas/Ángel Lara/Oscar Martínez/Ronaldo Monreal/Luís Manuel Monroy/Raúl Péretz/Arturo Sánchez/Williams Sayago/Cristina Souza/Carlos Velázquez/Carmen Vera.

miércoles, 2 de abril de 2008

La Primavera de Praga en 1968



La necesidad de las reformas era planteada ya desde inicios de la década de 1960 por algunos miembros destacados del Partido Comunista Checo, entre los que destacaba el eslovaco Alexander Dubcek. Sin embargo, los sectores más inmovilistas, liderados por el secretario general del partido, Antonin Novotny, se impusieron cegando cualquier posibilidad de reformas
La postura reformista se fue extendiendo por diversos sectores sociales, especialmente los grupos intelectuales, entre los que ya destacaba un joven dramaturgo Vaclav Havel. En el IV Congreso de Escritores de Checoslovaquia, celebrado en 1967, diversas personalidades de la intelectualidad checoslovaca protestaron abiertamente contra las prácticas dictatoriales del partido. La reacción represiva de de Novotny precipitó el cambio. Breznev no le apoyó con claridad y en enero de 1968 accedió al poder una nueva dirección del partido comunista dirigida por Alexander Dubcek.

Dubcek fue el primer eslovaco que accedía al poder en Praga. Junto a medidas de reconocimiento de la nacionalidad eslovaca, el gobierno emprendió una serie de actuaciones liberalizadoras que fueron apoyadas por los medios de comunicación favoreciendo el levantamiento de la censura el día 5 de marzo. Se iniciaba así la "Primavera de Praga".
El siguiente paso vino en abril cuando el Comité Central del PC aprobó el denominado "Programa de Acción" que sintetizaba los principios en los que se debía basar el "socialismo de rostro humano" que planteaba Dubcek y su equipo. Junto a una relativa liberalización económica, se planteó un amplio programa reformista en el terreno político (libre creación de partidos siempre que aceptaran el modelo socialista, igualdad nacional entre checos y eslovacos, liberación de presos políticos) y social (derecho de huelga, sindicatos independientes, libertad religiosa).
En el terreno de la política exterior los cambios fueron relativamente modestos, manteniéndose los lazos con la URSS y el Pacto de Varsovia. La única novedad vino con el reconocimiento del estado de Israel.
El nuevo ambiente de libertad despertó a la sociedad checoslovaca: florecieron asociaciones, periódicos... Un ambiente de euforia se extendió por el país.
Sin embargo, la "Primavera de Praga" era vista con aprensión en Moscú. Breznev, de visita en Praga en febrero de 1968 obligó a Dubcek a cambiar un discurso. En mayo, mientras se celebraban en el país maniobras militares del Pacto de Varsovia, se diseñó un primer plan de invasión del país.
Las presiones sobre la dirección checoslovaca fueron múltiples y crecientes. El Kremlin trataba de que fuera el propio Dubcek y sus colaboradores los que frenaran el proceso de reformas haciendo innecesaria la invasión.
En julio de 1968, los dirigentes de los miembros del Pacto de Varsovia, reunidos en la capital polaca, dirigieron un escrito colectivo al partido checoslovaco. Dubcek se negó a aceptar la carta y a viajar a Moscú.
En agosto de 1968, Dubcek dio un paso más adelante y se publicaron los nuevos estatutos del partido que incluían muchas referencias a términos ofensivos para los dirigentes del Kremlin como "humanitario" y "democrático". A esas alturas el régimen de Praga estaba ya condenado.
El 20 de agosto un fuerza que duplicaba la utilizada en Hungría en 1956, invadía Checoslovaquia. Las protestas en las calles de las ciudades no consiguieran que las tropas del Pacto de Varsovia, exceptuando Rumanía, se retiraran.
Siguieron unas semanas de indefinición en las que los invasores no consiguieron dividir a la dirección checoslovaca. Finalmente, diversos dirigentes encabezados por Husak y Svoboda optaron por adaptarse a la "normalización" impuesta por las armas. Finalmente, en abril de 1969 Husak sustituyó a Dubcek en la dirección del partido. El héroe de la "primavera de Praga" fue expulsado del partido en 1970 y tuvo que ganarse la vida como guardia forestal en Eslovaquia.
Aunque no hubo una represión comparable a la de Hungría en 1956, se produjo una gran purga en el PC: más del 20% de los militantes fueron expulsados. La invasión permitió mantener por la fuerza un sistema que perdió todo su crédito entre la población checoslovaca.