viernes, 25 de enero de 2008

¿Recuerdas alguna anécdota del 68?


La memoria viva de los participantes en el movimiento estudiantil de 68 es la mejor forma de no olvidar ni la movilización desplegada, ni la represión que sufrimos. ¿Recuerdas alguna anécdota o vivencia del movimiento? Registra un comentario para compartirlo:

2 comentarios:

lobo dijo...

AQUELLA NOCHE TRÁGICA DE HACE 32 AÑOS

Por: Cuauhtémoc Rivera Godínez.
2 de octubre de 2000

Buenos día a todos los niños y niñas de esta escuela Paidos

Queridos amigos:
Este lunes 2 de octubre se cumplen 32 años de un hecho que ha dolido mucho a todos los mexicanos que queremos que nuestro país sea cada día más libre, más justo, más independiente.

Hace 32 años, cuando muchos de sus padres aún eran niños como ustedes o más pequeños, cuando sus abuelos eran muy jóvenes, en la unidad habitacional de Santiago Tlatelolco el gobierno mexicano realizó una de las acciones más horribles que un gobierno puede hacer en contra de su juventud estudiosa: Cientos de estudiantes fueron asesinados por las balas de soldados y de policías mexicanos.

Si, soldados mexicanos disparando contra estudiantes mexicanos, ésto que nunca sucedería en un país de libertades, sucedió en nuestro país, solo porque esos estudiantes se atrevieron a pedir una cosa: Que este país fuera democrático, y que existieran libertades.

El gobierno mexicano, en aquel entonces siendo presidente Gustavo Díaz Ordaz, bautizado por los estudiantes como "la changa Ordaz", pensó que con esos asesinatos iba a hacer que los estudiantes mexicanos guardaran silencio para siempre.

Pero se equivocó. A partir de ese año de 1968, en muchas ocasiones, en muchas escuelas mexicanas, en el Instituto Politécnico Nacional, en la Universidad Autónoma de Chapingo, en la Universidad Metropolitana, y en la Universidad Nacional Autónoma de México, nuestra gran universidad, los estudiantes siguen protestando en contra de las injusticias. Siguen pensando que nuestro México debe de ser libre, y que este país debe de ser de todos los mexicanos y no de los más ricos y de los extranjeros.

Porque fíjense ustedes, queridos niños, que en nuestro país tenemos grandes injusticias. De 100 millones de mexicanos que somos, 75 millones vivimos en la pobreza, y 40 millones de ellos comen diariamente solo tortilla y chile y viven con menos de 10 pesos diarios.

Y en las escuelas mexicanas las cosas están muy mal. Les quiero mencionar, que de cada cien niños que ingresan a la escuela primaria, solamente once llegan a la universidad, y de estos once, solo seis llegan a finalizar su carrera de doctor o ingeniero o licenciado.

Piensen ustedes que en países como Estados Unidos y el Japón, el gobierno se gasta al año seis millones y medio de pesos por estudiante, en México el gobierno se gasta solamente medio millón, porque el resto del dinero se lo roba.

México vive muchas injusticias, pero a 32 años del 2 de Octubre de 1968, sus estudiantes universitarios siguen pidiendo una universidad para todos los mexicanos, siguen pidiendo que la universidad sea gratuita para todos porque se paga con dinero del pueblo y porque así lo manda la constitución mexicana. Siguen pidiendo que no se cierren las puertas del estudio para quien no es rico.



Es por eso que en los últimos meses, en nuestra querida Universidad de México, los estudiantes hicieron una larga huelga, para impedir que la universidad sea solo para los que tienen dinero para pagar.

Es por eso que se organizaron en el consejo general de huelga, y este gobierno de Ernesto Zedillo, al igual que el de al changa Ordaz, no los escuchó, no les hizo caso, y cerró por unos días la universidad con la policía federal preventiva.

Estas palabras son, queridos niños, para que ustedes piensen, platiquen con sus amigos, maestros y padres y estudien mucho, quieran a nuestro país, se sientan orgullosos de ser mexicanos, y de nuestra historia.

Que sepan que al igual que los niños héroes, que el niño artillero, que las mujeres aztecas contra la invasión española, siempre ha habido mexicanos que quieren a este país y lo defienden, y el día de mañana, estamos seguros, ustedes como estudiantes, como universitarios, como mexicanos, sabrán también querer a esta tierra y trabajar por ella y por todos los que aquí vivimos.

Amigos y amigas de esta escuela activa Paidos.

La mesa directiva de padres de familia me ha invitado para que, de una manera breve, les platique a ustedes la forma en que viví en 1968 el movimiento estudiantil.

Debo iniciar contándoles que para ese año yo cursaba el sexto año de primaria la cual se encuentra aún en el barrio de Tepito. Menciono esto porque es un lugar céntrico y muy conectado, por un lado con el centro de la ciudad, por el otro con Tlatelolco, así como con varias escuelas del Politécnico.

Mi hermano mayor, Jesús, ya iba en la escuela vocacional del Instituto Politécnico Nacional, y participaba en todas las actividades del movimiento estudiantil con sus compañeros de clase.

A diario mi hermano nos platicaba a todos en casa sus actividades; las asambleas, el reparto de propaganda en las calles, los mítines, la asistencia a las marchas. En mi casa a diario había amigos de él y yo me les pegaba siempre para ir a acompañarlos. Era como pertenecer a una familia con muchos hermanos, siempre platicando, siempre riendo, siempre amigables.

Todos ellos me hablaban de que querían un país mejor, de que no querían que hubiera injusticias; hablaban de la revolución, del Che Guevara; escuchaban a los Beatles y echaban mucho relajo.

Claro que no faltaban los siempre serios, los que se reían poco, y trabajaban mucho.

Con ellos recorrí en varias ocasiones la avenida Paseo de la Reforma, siempre de la mano de mi hermano o sus amigos cuidándome. Aún recuerdo al Chon, al Jaso, a Maruca, a Rita, a Rosa y a tantos cuyos nombres vienen a mi mente.

Con ellos conocí la alegría de ser mexicano y querer a este país, con ellos aprendí a platicar no solo de fútbol sino de los pobres y de los ricos; de los hombres que están en la cárcel porque se oponen al mal gobierno; aprendí a escuchar la música de los Beatles y de Las Puertas; y que traer el pelo largo no era de vagos sino de inconformes.

Con ellos aprendí que en Vietnam, un pequeño país muy lejos de aquí, sus hombres, mujeres, niños, y ancianos luchaban contra Estados Unidos porque este país los había invadido. Con ellos aprendí que la guerra es horrible y que siempre hay que oponerse a ella.

En 1968, con mis hermanos y sus amigos, que fueron también nuestros hermanos, aprendí la alegría de vivir en compañerismo, la alegría de pedir un país libre, la alegría de ser inconforme, la alegría de tener fe en que este país será mejor si sus jóvenes se comprometen con él.

En 1968 aprendí que el PRI, ese partido que aún sigue succionando la riqueza de los mexicanos, era una coladera llena de lo peor y que no cabía en nuestra vida.

Es difícil decirles a ustedes los acontecimientos del 2 de octubre. Solo quiero decirles que yo vivía a diez minutos de Tlatelolco, y desde la vecindad que habitaba se podía divisar claramente al helicóptero que durante horas disparó contra los estudiantes indefensos. Ahí estuvieron mis padres, mis tres hermanas y mis dos hermanos mayores.

Nunca he sentido mi casa tan fría como ese día, solo, con mi abuela Petra y mi prima Josefina, aguardamos la llegada de mis hermanos y mi padre.

Todos llegaron esa noche, menos Jesús. Él apareció 15 días después, detenido en una cárcel militar, allá por Chapultepec, conocida como el campo militar número uno. Después de haber sido detenido y brutalmente golpeado en un departamento del tercer piso en el edifico Chamizal de Taltelolco

Cientos son las cosas que platicamos en casa. Cientos son las cosas que platicamos en la calle, cientos son las cosas que he leído en los libros... y aún no deja de dolerme ese día tan terrible.

Pero ya estamos en el año dos mil. Ustedes son la primera generación de niñas y niños que crecerán sin el PRI. La primera generación de niños y niñas que no sufrirán todo lo que ese partido ha significado.

Ojalá que en lo futuro la injusticia, la muerte, la violencia en contra de los jóvenes, el desempleo, el hambre, la explotación, sean solo cosa de la historia de México.

Millones de estudiantes han pasado por las escuelas de 1968 al año 2 mil. Millones de ellos han sabido cumplir con nuestro país.

Estoy seguro, que muchos de ustedes serán mejores que muchos de nosotros, y que siempre estudiarán la historia mexicana para no olvidar a los estudiantes del 68, con sus alegrías, con su música de los Beatles, con sus marchas por Paseo de la Reforma, que al igual que hoy los indios de Chiapas, solo querían un México con libertad, justicia y democracia.

Anónimo dijo...

“2 de Octubre no se olvida”
Hemos escuchado esta frase tantas veces que lamentablemente poco a poco ha perdido el contenido, hoy no pretendo volver a narrar los crueles y represivos acontecimientos de ese día, hoy quisiera recordar que no son sólo los muertos del dos de octubre que claman no olvidar, son los de las tantas masacres que han ocurrido en el mundo. Y en nuestro país, son los muertos, desaparecidos, y presos políticos de la guerra sucia de Tlatelolco, del “halconazo”, de Guerrero, Chilpancingo, Aguas Blancas, Chiapas, Acteal, Atenco, Oaxaca, etc. que nos gritan no olvidar.
Pero ¿qué es lo que no debemos olvidar? Que cuando ellos y ellas lucharon entregaron su vida porque sabían que era posible y justo lo que pedían, que pese a los golpes valía la pena, que a pesar de las heridas hubo victorias, que juntos somos más fuertes, que es difícil pero no imposible, que no han recibido castigo los responsables, que hoy la justicia, la libertad, y la igualdad no son un discurso panfletario son demandas prioritarias, que una vez más debemos gritarlas, exigirlas, clamarlas, pelear por ellas. Eso es lo que no se olvida y no se debe olvidar.